Mont-Tremblant 1999 basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.
La belleza de este logotipo se basa en la justa importancia de sus vacíos dentro del cuerpo de la forma.
De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, Mont-Tremblant 1999 es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.