Se distingue por su extremado buen equilibrio, unido a originalidad y excelencia formal.
De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, Michael Dib es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
Michael Dib basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.