De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, Toronto 2008 es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
La belleza de este logotipo se basa en la justa importancia de sus vacíos dentro del cuerpo de la forma.
Se distingue por su extremado buen equilibrio, unido a originalidad y excelencia formal.
Muestra ideal para ejemplificar las bases gráficas que sustentan un logotipo bien hecho.
El logo Toronto 2008 está ejecutado con tanta precisión que no resultará jamás un problema colocarlo.
Toronto 2008 basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.
Toronto 2008 es una perfecta muestra de cómo un logotipo se convierte en imagen inconfundible de su marca.
Toronto 2008 cohesiona a la perfección la imagen de un logotipo moderno y a la vez tradicional convirtiéndolo en atemporal.